Naumaquia en piscina |
La palabra naumaquia (en latín naumachia, del griego antiguo ναυμαχία/naumajía, literalmente «combate naval») designaba simultáneamente en época romana tanto al espectáculo en el que se representaba una batalla naval como a la piscina, o el edificio, en el que ésta se escenificaba.
La primera naumaquia conocida fue la ofrecida por Julio César al pueblo de Roma en el 46 a. C., durante la celebración de su cuádruple triunfo. Tras haber hecho construir una piscina cerca del Tíber, capaz de albergar auténticas birremes, trirremes y cuatrirremes, la representación movilizó a dos mil combatientes y cuatro mil remeros, reclutados entre los prisioneros de guerra.
Gracias a Suetonio y a su obra Vidas de los doce césares (Claudio, XXI, 1214), sabemos que los naumachiarii (los combatientes en las naumaquias), saludaron al emperador antes del combate con una frase que posteriormente se haría famosa: Morituri te salutant (‘Los que van a morir te saludan’). Aunque una tradición errónea haya hecho considerar que ésta era la fórmula ritual con la que los gladiadores se dirigían al emperador antes del combate, tan sólo se tiene constancia de su empleo durante la celebración de esta naumaquia.
Representación de naumaquia |
Las naumaquias en anfiteatros
Durante el reinado de Nerón aparece una novedad: la naumaquia en anfiteatro. Suetonio (Nerón, XII, 2-6) y Dión Casio (Historia romana, LXI, 9, 5) dan fe de la presentación de un espectáculo de combate naval en 57 d.C., en el anfiteatro de madera inaugurado a tal fin por el último de los Julio-Claudios. De la construcción en sí, no se sabe nada, salvo que estaba situada en el Campo de Marte. Nerón ofreció otra naumaquia en 64. Fue precedida de luchas con animales y posteriormente tuvo lugar un combate de gladiadores, para terminar con un gran banquete (Dión Casio, LXII, 15, 1). No se sabe dónde tuvieron lugar estos juegos. Probablemente se realizaran en el mismo anfiteatro de madera, puesto que ningún texto menciona su destrucción antes del gran incendio de Roma que ocurriría poco después.
Para la inauguración del Coliseo, en 80, Tito ofreció dos naumaquias, una celebrada en la piscina de Augusto, en la que se enfrentaron varios miles de hombres; la otra en el nuevo anfiteatro. Finalmente, según Suetonio, el emperador Domiciano organizó una naumaquia en el Coliseo, sin duda hacia 85, y otra en 89 en una nueva piscina excavada más allá del Tíber, aprovechando la piedra extraída para su utilización en las obras de reparación del gran circo, dos de cuyos lados habían sido pasto de las llamas. Muy probablemente fue entre la primera y la segunda naumaquia de Domiciano cuando se construyó la compleja red subterránea de habitaciones de servicio que aún hoy puede observarse en el Coliseo y que haría imposible inundar el recinto para celebrar naumaquias.
Naumaquia, aéreo |
Después de la época de los Flavios, las naumaquias desaparecen de los textos casi por completo. Excluyendo una mención en la Historia Augusta, una fuente tardía y poco fiable, sólo leemos acerca de otra naumaquia en el Calendario de Fastos de Ostia, gracias al cual sabemos que Trajano inauguró en 109 una naumaquia destinada a la celebración de combates navales. Esta edificación fue localizada en el siglo XVIII en una planicie del Vaticano, detrás del Castillo Sant'Angelo.
Interesantísimo artículo. Desconocía que existieran las naumaquias. He aprendido mucho. Gracias!
ResponderEliminarGracias!
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