martes, 20 de enero de 2015

Cartago

Carthagonova


Cartago fue una importante ciudad de la Antigüedad, fundada por los fenicios procedentes de Tiro en un enclave costero del norte de África, a 17 km de la actual ciudad de Túnez. Existen numerosas fechas expuestas por los historiadores clásicos sobre la fecha fundacional de Cartago. La leyenda clásica cuenta que fue la princesa Dido quien la fundó en el año 814 a. C. Si bien el consenso actual es afirmar que la ciudad fue fundada entre los años 825 y 820 a. C. con el nombre de Qart Hadašt (en grafía púnica, Qrt Ħdʃt, /kjárt jadásht/, ‘ciudad nueva’).




Tras la decadencia de Tiro, Cartago desarrolló un gran Estado, de carácter republicano con ciertas características monárquicas o de tiranía, que evolucionó a un sistema plenamente republicano. Los territorios controlados por Cartago la convirtieron en la capital de una próspera república, viéndose enriquecida por los recursos provenientes de todo el Mediterráneo occidental. Cartago fue durante mucho tiempo una ciudad más próspera y rica que Roma. Durante su apogeo llegó a tener 400 000 habitantes, edificios de hasta siete pisos de altura, un sistema de alcantarillado unificado y docenas de baños públicos.

Julia Cartago
La República Cartaginesa se enfrentó a la República Romana por la hegemonía en el Mediterráneo occidental, siendo derrotada totalmente en el 146 a. C., lo que comportó la desaparición del Estado cartaginés y la destrucción de la ciudad de Cartago. En el 29 a. C. Octavio fundó en el mismo lugar la colonia romana Julia Cartago, que se convirtió en la capital de la provincia romana de África, una de las zonas productoras de cereales más importantes del imperio. Su puerto fue vital para la exportación de trigo africano hacia Roma. La ciudad llegó a ser la segunda en importancia del Imperio con 400 000 habitantes. En el año 425, los vándalos conquistaron Cartago durante el reinado del rey Genserico y la convirtieron en la capital de su nuevo reino. La ciudad fue reconquistada por el general bizantino Belisario en el año 534, permaneciendo bajo influencia bizantina hasta el 705.

Cartago bajo el poder de Roma


Cartago, ruinas del puerto



Cartago resistió durante seis días el asedio de los soldados romanos; estos tuvieron que avanzar penosamente casa por casa y calle por calle, tal fue la resistencia a la que se enfrentaron. Del casi millón de habitantes sólo sobrevivieron unos cincuenta mil y fueron vendidos como esclavos. La ciudad fue destruida totalmente y lo más valioso llevado a Roma. Roma borró del mapa a Cartago, su gente y su cultura. La destrucción fue total, casi nadie sobrevivió. Fue la eliminación total del adversario.




Tras la destrucción de la ciudad fue prohibido habitar el lugar. Tras pasar 25 años hubo un intento de refundación de una ciudad, llamada Colonia Junonia, pero sólo duró 30 años y no prosperó, el lugar quedó habitado con pequeños asentamientos. El enclave tuvo que esperar hasta el año 46 a. C., en el que Julio César visitó el lugar durante el transcurso africano de la Segunda Guerra Civil de la República de Roma y decidió que allí debía construirse una ciudad por su excelente situación estratégica. Octavio, heredero de César, fundó la Colonia Julia Cartago en el 29 a. C. La ciudad creció y prosperó hasta convertirse en la capital de la provincia romana de África, desbancando a Útica. La provincia de África ocupaba el actual Túnez y la zona costera de Libia, y en el futuro daría nombre a todo el continente. Esta provincia se convirtió en una de las zonas productoras de cereales más importantes del imperio. Su gran puerto era vital para la exportación de trigo africano hacia Roma.

Teatro de Cartago



En su esplendor durante el dominio de Roma la ciudad llegó a tener una población de más de 400.000 habitantes, convirtiéndose en la segunda ciudad en importancia del Imperio. Entre sus grandes edificios destacaban el circo, el teatro, el anfiteatro, el acueducto y, sobre todo, caben destacar las Termas de Antonino, que eran las más importantes después de las de Roma, situadas en un lugar privilegiado junto al mar y de las cuales aún se conservan restos. Poseía una gran y compleja red de alcantarillado capaz de suministrar agua a toda la ciudad.




En el siglo III el cristianismo empezó a consolidarse notablemente en Cartago. La ciudad contaba con su propio obispado y se convirtió en un importante lugar para la cristiandad. Distintas figuras importantes de la Iglesia primitiva se relacionan con Cartago: San Cipriano, que fue su obispo en el 248, Tertuliano, escritor eclesiástico que nació, vivió y trabajó en la ciudad durante la segunda mitad del siglo II y los primeros años de la centuria siguiente; y San Agustín, quien fue obispo de la cercana Hipona durante los últimos años del siglo IV y comienzos del siglo siguiente. En los siglos IV y V, en plena decadencia imperial, durante las invasiones bárbaras sirvió de refugio para los que huían de éstas. En el año 425 la ciudad resistió varios ataques de los vándalos, pero finalmente sucumbió en el 439.

Anfiteatro romano de Cartago


Anfiteatro de Cartago

El anfiteatro de Cartago es un anfiteatro romano construido en el siglo I en la ciudad de Cartago, reconstruida por Julio César (Colonia Julia Karthago) y que se convirtió en la capital de la provincia romana de África. La depredación que ha sufrido el sitio arqueológico hizo que solo subsistiera la arena, mientras que el edificio era objeto de admiración de los viajeros, incluso en la Edad Media.
Fue uno de los tres anfiteatros africanos, con los de El Djem y de Tapso, en ser construido sobre una superficie plana, sin el respaldo de una colina.


Historia


El anfiteatro de Cartago fue construido a fines del siglo I o inicios del siglo II, al oeste de la colina de Birsa. Una inscripción fechada certifica que funcionaba en 133-139. Fue ampliado en el curso del siglo III. En el siglo XI, Abu Abdullah al-Bakri describió el anfiteatro, al cual calificó como el monumento «más maravilloso de Cartago»:

Reconstrucción del Anfiteatro de Cartago

Este edificio se compone de un círculo de arcos sostenidos por columnas y coronado por otros arcos similares a aquellos del primer nivel. En las paredes de este edificio, se ven representadas imágenes de animales [...] Se distinguen figuras que simbolizan los vientos: el de Oriente tiene una sonrisa, mientras que el de Occidente tiene el ceño fruncido.

Por mucho tiempo, la altura de sus arcos fueron objeto de admiración de los visitantes de la Edad Media, como Al-Idrisi, quien impresionado por la «construcción en circo formado de una cincuentena de arcos», precisó:

En la parte superior de cada arco se encuentra una cimbra y, sobre la cimbra del arco inferior, se ven esculpidos en relieve diversas figuras y representaciones curiosas de seres humanos, animales, navíos, todos ejecutados con arte infinito e inmensa habilidad.
Desde entonces, la explotación del monumento por los saqueadores de piedra y metal lo ha nivelado al suelo. Por lo tanto, solo la arena, revelada a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, subsiste hoy en día en medio de un bocage de pinos, al igual que el muro del perímetro que ha sido restaurado.

En 1887, una cruz fue erigida en su centro en recuerdo de los mártires cristianos Perpetua y Felicidad. Estos dos santos de la Iglesia católica fueron martirizados en otro monumento análogo, pero desconocido en la actualidad, a pesar de una tradición transmitida por mucho tiempo incluso por los historiadores. La construcción de una capilla moderna dedicada a los dos santos alteró las instalaciones del subsuelo del anfiteatro.

Arquitectura


Anfiteatro de Cartago, aérea

El anfiteatro cuenta con una arena de 64,66 por 36,70 metros, rodeada por un podio construido en opus quadratum de 2,5 metros de altura, y gradas sostenidas por una serie de 54 intercolumnios. Su perímetro exterior es de 120 por 93 metros. Cuando fue ampliado, su gran eje llegó a medir 156 metros por 128 metros de largo, con una fachada hecha de bloques de Kadhel. Su capacidad es estimada en 30.000 espacios.

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